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Rosario es la Capital Nacional del Helado Artesanal y desde hace muchos años se caracteriza por la variedad y calidad de sus cremas heladas
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Por: Ocio en Rosario

Encontrá todas las heladerías de Rosario y elegí tu gusto preferido.

Rosario es la Capital Nacional del Helado Artesanal y desde hace muchos años se caracteriza por la variedad y calidad de sus cremas heladas.  Recetas exclusivas, tradiciones llenas de historia, helados que nos distinguen en el país y en el mundo. Desde heladerías históricas con sus sabores tradicionales a las nuevas apuestas gourmets con especialidades que sorprenden. Desde las barriales a las ubicadas en centros comerciales.

 

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La extensa tradición en producción artesanal de helados, la inigualable calidad de las materias primas regionales y una pasión que se traduce en el mayor consumo de helado por habitante del país, han consolidado la variada oferta de cremas heladas en Rosario, ciudad que desde 1999 ostenta orgullosamente el título de Capital Nacional del Helado Artesanal.

Probá las maravillas que convirtieron a Rosario en la capital nacional del helado artesanal eligiendo entre cerca de cien opciones. Encontrá todas las heladerías de la ciudad en este mapa.




 

 

Además, podés buscar todas las heladerías y descubrir tu sabor preferido en nuestra web y en la sección “gastronomía” de la App para celulares “Rosario Turismo”.

Pioneros rosarinos

El desarrollo del helado artesanal en Rosario tomó impulso en gran parte por iniciativa de inmigrantes italianos que arribaron a estas tierras buscando nuevos horizontes tras la Segunda Guerra Mundial. Heladerías ya desaparecidas como La Turinesa, Polito, La Uruguaya o Piamonte configuraron parte de la historia de mediados del siglo pasado, junto a otras pioneras que hoy continúan una tradición en plena vigencia como Catania (desde 1952), Esther (1957), Bajo Cero (1968), Smart (1972), Río Helados (1972), Yomo (1974) y muchas otras.

En los años de postguerra era habitual que los inmigrantes ya afincados en el país convocaran a familiares y amigos de su ciudad o región de origen. Así, en Rosario, entre las familias italianas que trajeron y difundieron la producción artesanal de helados hubo varias provenientes de Sicilia. No casualmente Don Giuseppe Capitano, fundador de Catania (hoy la heladería más antigua), provenía del pequeño pueblo siciliano de Alessandria Della Rocca, donde -según cuenta su hijo- vendió dos caballos y una mula para comprar y mandar a traer la máquina que le permitiría elaborar helados en estas latitudes.

 




 

De Italia era también Don Mario Nicoletti, que dio el nombre de su hija, Esther, a la heladería que inauguró en el garaje de su casa en 1957 (curiosamente 957 es la altura de Ov. Lagos donde hoy funciona la sede principal de esta marca). La elaboración de cremas heladas se expandió así a partir de emprendimientos familiares, generando un oficio que ha sido transmitido de generación en generación.

En la Rosario del siglo pasado las heladerías se convirtieron en un punto de encuentro habitual para los rosarinos. La clientela terminaba siendo parte de la familia. Como cuentan desde Bajo Cero -firma dirigida hoy por la segunda generación de artesanos heladeros- los clientes de aquellos primeros años hoy son abuelos que van a tomar helados con sus nietos.




Artesanal vs. Industrial

Rosario es la Capital Nacional del Helado Artesanal y, sin duda, el modo artesanal de elaboración es la clave que distingue a las cremas heladas rosarinas. Pero, ¿cuál es la diferencia con el helado industrial?

Además de la escala de producción, son muy distintos los ingredientes utilizados.

El industrial recurre a técnicas y materias primas artificiales como leche en polvo, saborizantes, esencias, colorantes y concentrados industriales. Eso permite bajar costos y producir a gran escala. A cambio se reduce la calidad, el sabor y, particularmente, las propiedades nutritivas de los helados.




 

El artesanal incorpora verdadera leche y crema de leche con fruta fresca, chocolate, dulce de leche, frutos secos, etc. Eso exige mayor dedicación y menor escala, con elaboración generalmente en la misma heladería donde se consume. Así se obtiene un producto con excelente textura y sabor, a la vez que se mantienen las propiedades del helado como un alimento natural.

A modo de ejemplo puede decirse que el helado industrial de frutillas se elabora con esencia de frutilla, mientras que el artesanal incorpora frutillas frescas, generalmente traídas de Coronda, una localidad cercana a Rosario y famosa por -justamente- sus frutillas.




 

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