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Por: Ocio en Rosario

Mainetti: «Ando viendo qué excusa encuentro para escribir música, sea lo que sea.»

El bandoneonista y compositor es autor de la partitura de «Las aventuras de Pipo», una sorprendente creación a partir de cuentos para las infancias de Aldo Maranca, interpretados por la pianista y cantante Lucía Maranca, que llevó al artista a «trabajar con la voz pensándola como parámetro sonoro».

Pablo Mainetti, con su fuelle y su música

Pablo Mainetti, con su fuelle y su música

El bandoneonista y compositor Pablo Mainetti es autor de las músicas de «Las aventuras de Pipo», una sorprendente creación a partir de cuentos para las infancias de Aldo Maranca interpretados por la pianista y cantante Lucía Maranca, que llevó al artista a «trabajar con la voz pensándola como parámetro sonoro».

«Trabajar con la voz como motor me estimula muchísimo y la trato como a un sonido, despojándolo de su vinculación con las propias palabras», aseguró Mainetti durante una entrevista con Télam.

La experimentación en torno a «Las aventuras de Pipo» donde los textos de Aldo son asumidos por su hermana Lucía, tuvo puestas en directo en las vacaciones de invierno de 2017 en el sótano donde funciona el Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC).

Pero antes de esa decena de jornadas en el CETC, el músico y arreglador se había dejado maravillar por los relatos y su respiración y por eso la grabó a Maranca leyendo las andanzas de Pipo y «entonces compuse a partir de la lectura de Lucía de los cuentos, su análisis y su interpretación», contó.

«Me puse a escribir música -continuó Mainetti- que acompañara ese decir, que todo fuera a favor de esa lectura, a partir de la potencia de una propuesta de música para grandes pero para que disfruten los chicos».

Pablo Mainetti- Danza final.

La historia en torno a los cuentos «Pipo y la basura», «Juanita y la muela picada» y «Aire y yuyos de la sierra», tiene como agregado el hecho de que tras aquellas representaciones, Lucía Maranca viajó a Florencia y a su regreso murió imprevistamente.

«Me resulta interesante usar un ensamble que te lleva a pensar en un quinteto de tango pero acá el tango no aparece, no está o está muy camuflado.

PABLO MAINETTI

Con aquellos cimbronazos estéticos, creativos y existenciales, el bandoneonista apuntó que «durante la cuarentena convoqué a Hernán Possetti (piano), Christian Basto (contrabajo), Armando de la Vega (guitarra) y Pablo Sangiorgio (violín) y grabamos aquella obra. Parecía que Lucía estaba trabajando con nosotros y hacerlo es como rendirle un homenaje a ella».

Télam: ¿Habías tenido otras experiencias tocando sobre/con la voz humana?

Pablo Mainetti: Soy un fanático de dos o tres piezas que son más o menos parientas a esta como «La historia del soldado», de Ígor Stravinsky; o «El amor brujo», de Manuel de Falla; y por tanto soy un encantado de la voz. Además hice algunos trabajos con la voz convocado por Hugo Urquijo para musicalizar fragmentos de cuentos de Jorge Luis Borges leídos por Oscar Martínez e Inda Ledesma en el San Martín y algo parecido a partir de escritos de Juan Gelman leídos por Cristina Banegas. Para mí la voz es fantástica como elemento musical y de relato, e inclusive en los tangos más tradicionales y en cómo ese cantante trabaja ese texto.

T: Tu obra está ligada al tango y también a la música académica, pero ¿dónde ubicás a «Las aventuras de Pipo»?

PM: No sé dónde inscribirla y ese es un problema. Cada proyecto es único y no me siento a pensar si tiene que ver con lo anterior o reconoce alguna continuidad. Me resulta interesante usar un ensamble que te lleva a pensar en un quinteto de tango pero acá el tango no aparece, no está o está muy camuflado. Quise hacerlo funcionar de otra manera, «desfolclorizar» aunque tampoco fue un objetivo sino una cosa que me encontré después.

T Sin embargo sí se aprecia la respiración de tu grupo…

PM: Sí, suena a mi quinteto en esos nexos, esos espacios, esos momentos breves desarrollados y como expandidos que son la totalidad de la obra, pese a que acá hay otra necesidad y otro contexto.

T: ¿Tenés otros proyectos desafiantes que involucren a la formación de quinteto?

PM: Sí, grabamos la musicalización de la película «La vuelta al bulín», de Luis Ferreira de 1923, y tenemos la idea de tocar mientras se proyectan esos 25 minutos de un filme que es genial y que fue remasterizado por el Museo del Cine.

T: ¿Estás a la búsqueda de ese tipo de desafíos para componer?

PM: Ando viendo qué excusa encuentro para escribir música, sea lo que sea. Cuál es el gatillo, el desafío, porque cuándo es tan complicado decir quién soy y qué me gustaría hacer, esto te resuelve en alguna parte. Lo último que tengo dando vueltas es musicalizar un tríptico de pintores abstractos españoles de una determinada época entre los que seguro estarán Miró y Picasso y traducir cómo suena eso para mí y tocarlo con una sinfónica. Me interesa explorar cómo eso sirve de motivación para mí y de que manera las artes plásticas, el color, la textura, la forma, la intensidad pueden condicionarme a un manejo del sonido y ayudarme a componer.

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